07 diciembre 2008


Una tarde sin fin
un teléfono
un espejo que no deja de esperar
unos labios sin beso
una pareja sin sexo
una parada de más.


Una historia que no existe todavía
unas cartas recordando nuevos días
un abrazo que no tiene salida
un porqué camuflado en ironía.


Una parcela de cielo en la tierra
el mundo entero en tu regazo
una puerta por la que siempre pasar
un billete de ida para huir de la rutina
un mirador con vistas al infinito
este insomio placentero
el olor de la ansiedad sobre la almohada
una última caricia en mi ciudad callada.


Y no puedo describirte
no puedo siquiera nombrarte.




(Una excusa en forma de juguete, una confesión para romper el hielo. Maldito frío de diciembre.)

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